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huella de carbono - carbon footprint

El desarrollo sostenible se ha convertido en un gran reto para la humanidad en los últimos años. Sin embargo, la huella que nuestra generación está dejando a las siguientes no es motivo de orgulloCon todo, el nacimiento de proyectos como LCBA son una prueba de que estamos trabajando en pro de una transición sostenible hacia una economía baja en carbono y de que todavía estamos a tiempo de alcanzar el desarrollo sostenible.  

La huella de carbono es un concepto del que en los últimos tiempos se habla prácticamente a diario, pero no todo el mundo tiene claro de qué se trata. En este sentido, a primera vista puede parecer evidente cuál es el significado del concepto de la huella de carbono. Sin embargo, no es así, ya que aún no está claro, por ejemplo, cómo medir el impacto y qué parte corresponde a cada uno de los actores que forman parte de la sociedad (empresas, sociedad civil, etc.).   

Es importante pues entender a qué nos referimos con el concepto de la huella de carbono, por qué reducirla es una necesidad perentoria y no ya una opción. También es relevante conocer cuáles son los mecanismos que existen a día de hoy para conseguir reducirlaEn este texto vamos a intentar dar una explicación a estas dudas frecuentes.  

huella de carbono

El concepto: ¿qué es la huella de carbono? 

El consumo de productos y servicios es el motor de la producción, y todo proceso productivo implica la emisión de gases de efecto invernadero (excepto los que emplean exclusivamente las llamadas energías limpias). Es decir, podemos afirmar que prácticamente cualquier actividad humana tiene impacto y deja su huella. 

Si queremos definir la huella de carbono de una forma más precisa, es un indicador ambiental que mide la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos, sea por un individuo, una organización, un producto, un evento, o una actividad determinados. La huella de carbono se mide en la unidad conocida como COequivalente, que resulta de considerar el peso molecular del dióxido de carbono, convertir otros gases a su valor equivalente según su potencial de calentamiento global y “hacer la suma” (o la resta). 

La forma de medir la huella de carbono todavía está en proceso de elaboración y fijación. De hecho, en la actualidad existen diferentes estándares, métodos de medición (como el análisis del ciclo de vida) y organismos certificadores. También hay variaciones en función de si ponemos el foco en organizaciones, personas, productos, industrias o territorios, y de cómo se definan cada uno de ellos. En definitiva, hay todavía mucho margen para afinar los cálculos sobre la huella de carbono.  

Los efectos: ¿por qué debe reducirse la huella de carbono? 

Es indiscutible que el impacto ambiental de nuestras actividades es una realidad y tiene un coste, tanto para el medio ambiente como para la salud y el bienestar de los seres humanos. Sin embargo, también es evidente que la huella de carbono no se trata únicamente de una cuestión ambiental. 

Este impacto también tiene sus repercusiones en la rentabilidad económica. De hecho, esta es la perspectiva dominante desde hace una década. Aunque a corto plazo (especialmente en algunos sectores) pueda ser más rentable no apostar por la descarbonización, a medio y largo plazo gestionar y reducir la huella de carbono implica una recesión estructural, cuando no un colapso (véanse los modelos de la OCDE). 

Un modelo de economía no circular, sencillamente, no es sostenible. Por ello, también puede entenderse este proceso de cambio necesario como una oportunidad para orientar los modelos de negocio hacia unas emisiones neutras o bajas en carbono, tal y como señala el Foro Económico Mundial, ocupando las plazas de vanguardia en este movimiento. 

tronco arbol

La práctica: ¿cómo reducir nuestra huella de carbono? 

En primer lugar, hay que tener en cuenta si la reducción de la huella de carbono hace referencia a individuos u organizaciones. En este artículo, nos centraremos en la segunda categoría, la de las organizacionesya que estas tienen un alto impacto en términos de actividad económica. 

Para medir la huella de forma sistemática es necesario inscribirse en alguno de los registros oficiales creados por las autoridades a tal efecto. En el caso de España, por ejemplo, las empresas deberían formar parte del Registro de huella de carbono. Y así con cada respectivo país en cuestión. 

En estos registros se encuentran las herramientas necesarias para realizar un inventario de las emisiones de una empresa en un tiempo específico (establecido en un año base), determinar su alcance (existe una escala de tres emisiones en función de si son directas, indirectas por energía u otras indirectas) y contabilizar también la remoción de CO2, es decir, la absorción que pudiera efectuar nuestra actividad empresarial. 

A partir de ahí se puede valorar sobre una base objetiva las medidas de compensación, es decir, el conjunto inversiones en proyectos que llevan a la reducción de emisiones. Entre estos proyectos pueden mencionarse los de reforestación, generación de energía limpia, gestión de residuos 

Por último, entramos en la fase más importante, es decir, el proceso de reducción de la huella de carbono. En este punto cabe mencionar los proyectos de inversión. Estos proyectos se basan en la innovación tecnológica y en la modificación de los procesos productivos de la organización y su objetivo es conseguir una menor generación de residuos y de emisiones contaminantes. La aplicación de prácticas eficientes, el reciclaje de materiales o el uso de combustibles bajos en carbono son algunos ejemplos. 

Queremos mirar atrás y estar orgullosos de nuestras huellas 

En un panorama actual lleno de desafíos, es responsabilidad de todos buscar las soluciones. Para ello debemos apostar por nuevas vías tecnológicas, alianzas estratégicas y, ante todo, una nueva conciencia hacia nuestro entorno, nuestra sociedad y nuestra forma de vida. 

En este sentido, Marta Álvarez Ochoa, directora del programa Low Carbon and Circular Economy Business Action Latam considera que éste es una «herramienta estratégica a través de la cual hacerle frente al desafío social y empresarial de forma colaborativa, competitiva e innovadora. El programa LCBA Latam surge en el marco del Pacto Verde Europeo, conectando proyectos de empresas argentinas, brasileñas, chilenas y colombianas con necesidades tecnológicas concretas y PYMES europeas con soluciones bajas en carbono y de economía circular».

energias limpias - clean energies

Ni se crea ni se destruye, solo se transforma… pero, en el proceso, a veces mancha. Esta podría ser una versión del famoso dicho sobre la energía adaptada a nuestros tiempos, en los que el impacto ambiental de la generación de energía es un problema capital. Las energías limpias podrían venir a resolver esta problemática, con ciertofactores a tener en cuenta. 

Las energías alternativas a los combustibles fósiles son, sin duda, las únicas que en la actualidad pueden frenar una degradación ambiental que ya está teniendo graves consecuencias para la humanidadSin embargo, es un proceso complejo.  

Alcanzar el desarrollo sostenible y mejorar las perspectivas de futuro requiere un cambio en los modelos de producción, así como asumir y promover un modelo de economía circularY, en cuanto a energía se refiere, volvernos mucho, muchísimo más eficientes. Esto pasa por dar un uso adecuado a cada tipo de energía. 

energias limpias

¿Qué son las energías limpias? 

Se consideran energías limpias aquellas que no generan residuos en el momento de su obtenciónEs evidente, por ejemplo, que la electricidad es la misma independientemente de si su procedencia es una placa solar o el carbón. Sin embargo, el impacto ambiental de esta energía sí que varia según su fuente de origen. Por ello, existe cierto debate en torno al concepto de energías limpias.  

¿Energías limpias y energías renovables se pueden usar como sinónimos? Aunque, estrictamente hablando, las energías renovables son aquellas procedentes de fuentes naturales virtualmente inagotables o que se regeneran sin intervención humana, podríamos considerar que ambos conceptos son equiparables en la práctica. No obstante, en algunos casos podemos hablar de fuentes de energía renovables contaminantes y de fuentes de energía limpias no renovables. 

Por otra parte, la fabricación e instalación de los equipos sí puede tener cierta huella ecológica, pero el impacto es muchísimo menor que en el caso de otras energías más contaminantes. En este sentido, es importante ser consciente de que todo proceso de obtención de energía tiene algún tipo de impacto. 

Tipos de energías renovables  

Existen muchos tipos de energías renovables. De hecho, hay varias maneras de clasificarlas. En este artículo procederemos a su clasificación en función de la fuente de procedencia, especificando los diferentes subtipos: 

  • Energías solares: proceden de la radiación solar. Sirven tanto para generar energía eléctrica como energía calorífica (en este caso se denomina “termosolar”) por diferentes medios, principalmente células fotovoltaicas y colectores solares. 
  • Energía eólica: procede de la capacidad del viento de generar energía mecánica, transformada en eléctrica mediante aerogeneradores (turbinas). Es muy barata y limpia, aunque adolece de irregularidad e impacto paisajístico. 
  • Energía hidráulica: deriva de las corrientes y embalses de agua, resulta muy semejante a la eólica tanto en el mecanismo de funcionamiento como en las ventajas y desventajas que presenta. 

energia eolica

  • Energíamarítimas: podría agruparse con la anterior, pero estas energías se dan solamente en el mar. La mareomotriz (generada por mareas) y la undimotriz (generada por olas) son las más conocidas, pero hay otras (maremotermia, potencia osmótica…).
  • Geotermia: aprovecha el calor interno de la Tierra para generar energía térmica o, indirectamente, eléctrica. No obstante, a partir de ahí se extiende la casuística, en función del tipo de yacimiento y sus usos. 
  • Otras energías: en esta categoría se englobarían energías relativamente limpias, es decir, que tienen una huella de carbono pequeña o que son limpias, pero pueden generar otros desechos. Sería el caso de la biomasa, la aerotermia o la nuclear. 

Posibles usos óptimos de las energías renovables 

Cada modo de obtención de energía tiene sus peculiaridades y usos idóneosPor lo tanto, es fundamental saber qué energía escoger para cada caso de uso, partiendo de la base de que el impacto no es siempre el mismoy sin olvidar que normalmente es necesario combinar diferentes energías.  

Un ejemplo claro es el uso que se hace del sol para generar energía térmicaLa energía solar pasiva se ha usado por milenios, y ahora se está optimizando en procesos de calefacción (y otros procesos como, por ejemplo, la obtención de sal por desecación). Una transformación e impacto mínimos son sus principales ventajas; sin embargo, también hay un problema: no suele ser suficiente. 

En este contexto, suelen identificarse cuatro ámbitos en los que las energías limpias han demostrado su eficiencia y tienen todavía mucho margen de mejora, tanto por la vía tecnológica como por otras (escala, optimización de usos y procesos): 

  • Generación de calor: la energía calorífica es un punto fuerte, en especial para la energía termosolar. El impacto en los ámbitos de la calefacción de edificios (y también refrigeración) y la producción de agua caliente sanitaria no es baladí, por no hablar de numerosos procesos industriales. 
  • Generación de electricidad: la producción de la energía por antonomasia recibe un cuantioso aporte de las energías renovables (en torno al 28% en 2020). La fotovoltaica es la que más crece y, junto a la eólica, las perspectivas son de mejora. Por otro lado, la biomasa sigue siendo muy empleada.
  • Transporte: desde los combustibles como el bioetanol o la biomasa celulósica hasta los sistemas magnéticos como el maglev, pasando por los vehículos eléctricos (incluyendo los vehículos solares), la transición energética en este ámbito es una de las más necesarias y prometedoras. 
  • Sistemas independientes de energía: en relación a los sistemas autónomos u off the gridindependientemente de la escala, las energías generadas de forma limpia no son solamente la solución más eficiente, sino prácticamente una necesidad (además de un mercado al alza). 

Tal y como comenta Marta Álvarez Ochoa directora del proyecto LCBA LATAM «apoyamos el desarrollo de las nuevas tecnologías bajas en carbono desde múltiples sectores clave y sinérgicos entre sí, como es el de las energías limpias y renovables, así como el de la eficiencia energética. Si eres un proveedor europeo de este tipo de tecnologías o una empresa local de alguno de los países en los que actuamos (Argentina, Brasil, Chile y Colombia) con un proyecto relacionado con la economía circular y baja en carbono, solicita tu participación y podrás beneficiarte de numerosas ventajas». Puedes hacerlo desde: www.latam.lowcarbonbusinessaction.com